La Noche de la Llama Dorada
En el mundo rural de Yoite, la noche era oscura y sin estrellas, como si el cielo mismo estuviera a punto de extinguirse. Pero en una pequeña aldea, un fogonazo de esperanza iluminaba el camino oscuro. Lawrence, el astuto comerciante, esperaba con impaciencia el regreso de su compañera más valiosa, Holo. El rumor de su muerte había corrido como una plaga por el pueblo, pero Lawrence sabía que no podía creerlo.
Holo, la joven loba que había salvado a Lawrence de un destino cruel, no era una criatura débil ni sentimental. Era un ser poderoso, con una astucia que superaba a cualquier otro ser humano. Pero fue precisamente su capacidad para amar y ser amado lo que la había llevado a tomar una decisión inesperada: abandonar a Lawrence para buscar una nueva vida lejos de la aldea.
Mientras Lawrence aguardaba en la sombra, escuchando el ruido de la aldea que se retiraba a sus casas, sintió un impulso repentino para seguir a Holo. Sabía que no podría llegar a tiempo para detenerla, pero su conciencia le decía que no podía permitir que se fuera sola. Sin embargo, sabía que no podría volver a encontrarla si se quedaba atrás. La cuestión era: ¿estaba dispuesto a arriesgar su propia vida para seguir a la loba que había salvado a uno de sus amigos más íntimos?
La duda acechaba a Lawrence como un fantasma, mientras que la llama dorada de la aldea brillaba con menos intensidad. Sabía que no podía volver a perder a Holo, pero tampoco podía perder sus ganancias y su reputación. La tensión crecía dentro de él como una fuerza que quería escapar. En ese momento, un fuerte viento comenzó a soplar, revolviendo las hojas de los árboles y llevándose la niebla de la noche.
La puerta de la aldea se abrió con un crujido, y Lawrence se encontró enfrentando a la realidad: Holo estaba de vuelta, con ojos brillantes y una determinación que no había visto antes. No había necesidad de palabras; Holo había decidido quedarse, y Lawrence sintió un alivio como un regalo de dios. Pero justo entonces, una pregunta comenzó a resonar en sus oídos: ¿qué le había llevado a Holo a cambiar de opinión? ¿Y qué era lo que había encontrado en su aventura que la había convencido de regresar?
La respuesta era misteriosa, pero uno cosa era cierta: la unión de Lawrence y Holo había devuelto la llama dorada a la aldea, iluminando el camino hacia un futuro prometedor. La historia de su aventura seguía, y solo ellos sabían qué sorpresas les deparaba el camino.