El Desánimo del Éxito: Subaru Regresa a Roswaal en vano
La esperanza que Subaru tenía de encontrar la forma de proteger a Emilia lo llevó a regresar a la mansión de Roswaal, pese a la oposición de Rem y Crusch. Sin embargo, lo que encontró no fue la tranquilidad que esperaba, sino un escenario de destrucción y desolación. La vista que se le presentó a los ojos fue tan desoladora que le dio un golpe en el pecho, como si el viento se le hubiera quitado.
Subaru se sentía perdido y sin rumbo, como si la nave que lo había guiado hasta ese momento se hubiera hundido en las profundidades del mar. La certeza de que había fallado, que no había sido lo suficientemente rápido ni lo suficientemente hábil para proteger a los que amaba, lo envolvía como una niebla pesada que no quería desvanecerse. Y sin embargo, al escuchar la voz que resonaba en su cerebro, «Llegaste demasiado tarde», se sintió como si hubiera sido condenado a vagar eternamente por el limbo.
La nostalgia del éxito lo atenazaba, como una espada de Damocles que pendía sobre su cabeza, recordándole que ya era demasiado tarde para hacer cualquier cosa. El desánimo lo rodeaba como una niebla, dificultando que pudiera enfocarse en algo, incluso en la propia sobrevivencia. Se sentía como un mártir que había ofrecido su vida por algo que ya no podía salvar, y ese dolor lo devoraba.
Subaru se detuvo en el umbral de la mansión, indeciso sobre qué camino seguir. La decisión de regresar allí había sido un acto de locura, pero ¿qué otra opción había? No podía simplemente abandonar a Emilia y a los demás, no después de todo lo que había sucedido. Y sin embargo, la sensación de haber llegado demasiado tarde lo ahogaba, como un maremoto que no dejaba espacio para respirar.
Mientras reflexionaba sobre su situación, Subaru notó que su visión se había volcado hacia el blanco, como si el desánimo lo hubiera rodeado por completo. La desesperación había tomado el control, y no sabía qué camino seguir. Era como si el tiempo se hubiera detenido, y Subaru estuviera congelado en ese instante, sin saber qué hacer, sin saber hacia dónde ir.
Finalmente, la voz de su propia conciencia le gritó que debía seguir adelante, que no podía permitir que la desesperación lo venciera. Pero ¿cómo podría seguir adelante si todo lo que había sido capaz de hacer era fracasar? ¿Cómo podría encontrar la forma de proteger a Emilia si él mismo no estaba seguro de qué era lo que necesitaba para hacerlo? Subaru se sintió como si se hubiera convertido en un hombre sin rumbo, sin dirección, sin esperanza. Y sin embargo, en el fondo de su alma, un fuego aún ardia, una llama que brillaba con una débil luz que lo guiaría a través del infierno que se le avecinaba.